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miércoles, 20 de febrero de 2013

Una entrevista psicotécnica exitosa

Los primeros meses del año son ideales para plantear cambios de carrera. Así, el mando medio típico -si tal persona existe- envía su CV a consultoras y empresas, como el pescador que tira sus líneas. Algunos de estos ofrecimientos fructifican en entrevistas. Veamos en este relato en primera persona cómo resultó el encuentro de un mando medio con la psicóloga en la entrevista psicotécnica.
 



Ya está. La cagué. ¿Pero que otra cosa podía decir, si claramente es una mujer desnuda? Y para peor, con un tipo encima. Claro que esto no lo comenté. Una cosa es dar a entender que uno es un obsesivo sexual y otra es confirmar que es un degenerado. De cualquier manera, ahí está, esas manchas azules son las piernas abiertas y no hay vuelta atrás. Lo dije. Dicho está. A la mierda con el test.

A partir de ahora es cuesta abajo, irremontable. Más manchas. Un cangrejo, dos enanos, el monstruo verde de la película. Ni una vez levanta la mirada mientras anota. Maldito test de Rocha, Rochard, cómo carajo sea.

La psico me mira ahora y veo ese brillo delator y seguro que piensa en contarle a sus colegas acerca del enfermito que recibió a las 9:30 AM (eso sí, puntual), mientras se cagan de risa y toman capuchinos amargos.

Ah, caramba, se sonríe y me entrega un lápiz. Esta es la mía, acá sí te agarré. Tengo todo estudiado al detalle el tema de los dibujos. Acá remonto, estos puntos son míos.

Si es un árbol, no olvidar hacerle las raíces, una copa frondosa y, fundamental, frutos, como para demostrar que uno es un tipo centrado que puede dar valor a lo que hace. Por otra parte, si la tarea es una persona, ésta debe dibujarse del mismo sexo de uno, un macho musculoso (pero no tanto) vestido formal, corbata no porque es muy fálica, bien plantado en el suelo y en una actividad determinada. Nada de actitudes ociosas: más bien corriendo, nadando o, ¡mejor!, practicando un deporte de equipo, siendo el remo el epítome en cuestión. Si nos toca la casita: bien sólida, línea del horizonte clara, ventanas abiertas mostrando predisposición al diálogo y a la colaboración productiva. Si no podemos resistir la idea de la chimenea, el humo no debe ser muy denso: los problemas (el humo según el blog) se tratan adentro de casa.

Un paisaje, dice, y por un momento entro en pánico. ¿Un paisaje? repito como un oligofrénico. ¿Un paisaje cómo?, me falta la baba chorreando y el diagnóstico es completo. Que libre, cómo yo quiera y baja la mirada y anota algo más. ¿Y si dibujo una casa con un árbol y una persona en la puerta? Muy obvio.

¡Algo que conozco bien! Las montañas. El terror: ¿Cómo las hago sin que se parezcan un par de tetas? ¿Le pongo nieve en la punta? Ya que estoy, podría dibujar al abuelito de Heidi con una oveja, en actitudes non sanctas...

Mejor la playa, algo lisito sin complicaciones. Ya está, dibujo la raya del mar y listo. Muy minimalista: me va a preguntar por la raya y cagamos de nuevo. Pongo unas olas, parecen tetitas de sirenas, unas gaviotas (es un decir, unas escolares ve cortas curvadas), unas nubecitas y el sol. Listo. No. Muy solitario. ¿Dibujo unas personas? ¿En traje de baño, topless? Muy problemático, mejor no. Pongo el faro al costado y ya está.

Firme. Firmo. Lo mira, me pide que lo describa. Bueno, como se ve, es una playa, es invierno, hace mucho frío y por eso no hay nadie (¡soy un campeón!). Mira el dibujo, pienso ya está, zafé en grande, a casa, el puesto es mío. Me pregunta por la construcción que se yergue en el borde. Ah, el falo, digo.

La cagué de nuevo. Me piso, tartamudeo faro faro faro, pero el daño está hecho. Una ola de sudor me baña y siento que atraviesa el traje, que tendrá que ir a la tintorería de nuevo. Hija de puta, dijiste "yergue" a propósito.

Lo que sigue es, más que cuesta abajo, caída libre. Repetimos la boludez de las tarjetitas de colores, me esfuerzo por concentrarme en ellas y no en saltar el escritorio y clavarle el lápiz en la yugular. A duras penas logro entregarle los colores fuertes y cálidos al principio (se me cuela un malva idiota en el medio) y dejar el negro para el final.

Nos despedimos cordialmente en el palier y, ya solo, repaso mis posibilidades: psicópata, bipolar, esquizofrénico, o todo junto en sabias proporciones.


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7 comentarios:

  1. claramente un Anormal, como diria nuestro amigo filosofo Foucault.

    a nivel literario me gustaria poder pensar una mujer como protagonista, como para no hacer diferencia de genero.

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    1. ¿Un anormal? Puede ser, pero ¿qué decir de las "modernas" tecnologías (diría nuestro amigo F.) de filtrado psicológico? ¿Son efectivas estas metodologías? Ojo: no cuestiono al psicoanálisis y a las técnicas proyectivas in toto. Más bien me pregunto si son de alguna utilidad en el ámbito laboral. Un primera respuesta es afirmativa: permiten identificar patologías invalidantes.

      Pero en el nivel más fino... ¿son de utilidad para saber si la persona podrá desempeñarse con idoneidad en su nuevo rol? ¿Permite identificar proactividad, independencia, habilidades comunicacionales? Tal vez, sí; sin embargo hay que tener en cuenta cómo se instancian estas características en el entorno laboral del destino.

      He recibido informes psicoténicos de personas que luego fueron contratadas. En líneas generales describen apropiadamente sus características. (Incluso he leído el que me practicaron a mí). Pero -pasada la evaluación de enfermedades invalidantes (esquizofrenia, etc) - no me han servido para mucho. La persona no se desempeña en el vacío. Y la evaluación de cómo resultará la interacción persona-nuevo entorno laboral es extremadamente compleja de resolver. Creo que imposible.

      En fin, cosas de la instrumentalización de las técnicas psicológicas y un ejemplo más del involucramiento de la subjetividad de los trabajadores en sus tareas.

      No le escapo a las mujeres como protagonistas. Es verdad que en nuestras crónicas están algo sub-representadas. De mis lectores y colegas he recibido una crónica de mujer y tres o cuatro de hombres. (Y en mis limitaciones literarias, por ahora puedo pensar sólo en masculino... pero haré mi mejor esfuerzo.)

      ¡Mujeres del ciberspacio, espero sus relatos!

      El MM.

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    2. Coca, esperamos tus palabras!!

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  2. Je je, muy bueno MM, le agregaria a eso la mirada de superioridad que le pone el evaluador, del tipo "yo con esto me entero si tu mama no te quiso y estas dispuesto a todo para demostrarle a tu papa que sos digno de su orgulllo"...

    En particular, un ejercicio que me saca de las casillas es repetir esas figuras geomtricamente endemoniadas, donde te tenes que poner a contar la cantidad de puntitos a repetir como un salame.

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    Respuestas
    1. Ahora que lo mencionás, se me viene a la mente el test psicotécnico de Edipo...

      Entrevistador: ¿Cómo es la relación con su padre?
      Edipo: ¡Mortal!
      Entrevistador: ¿Es decir que se lleva bien?
      Edipo: No, lo he matado.
      Entrevistador: Jeje, supongo que lo dirá figuradamente. ¿Y con su madre?
      Edipo: ¿Quiere que le conteste?
      Entrevistador: Mmm, mejor hagamos unos dibujos. Dibuje una casa...

      Etc, etc.

      Si alguien se anima, que dibuje la casa, el árbol y el hombre de Edipo...

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  3. Muy buen relato.

    Evidentemente el protagonista era gran candidato a gerente de "Soñadas VIP" o alguno de esos sitios, puesto para el que podríamos competir en igualdad de condiciones, dando una batalla legendaria.
    Detrás de la anécdota se esconde el poder que tiene la entrevistadora, quien emitirá su informe basándose en varios puntos subjetivos.

    De todos modos no hay que dejarse intimidar, apelando al contraataque. Aquí algunas opciones:

    E (Entrevistadora): Dibúje una casa
    C (Candidato): Dibujar cuatro casitas feas en línea y una quinta linda y muy grande. Ante la pregunta inmediata, contestar que le agradan las casas quintas.

    E (Entrevistadora): ¿Cómo se ve dentro de cinco años?
    C (Candidato): Más viejo y domesticado.

    E (Entrevistadora): ¿Por qué busca un cambio?
    C (Candidato): Porque donde estoy no me pagan ni para el vuelto.

    E (Entrevistadora): ¿Recuerda alguna situación en la que haya perdido el control?
    C (Candidato): Sí, luego del gol del Manteca Martinez en el Monumental. En el festejo me tiraron cerveza y estuve tres horas para encontrar el maldito control remoto.

    E (Entrevistadora): Muchas gracias por concurrir a la entrevista. ¿Hay algún tema sobre el que tenga alguna duda?
    C (Candidato): Sí, ¿cuántos huevos ponen los chimangos? (aunque completamente descolgada, la respuesta nos asegura no ser convocados nuevamente, si es que la empresa no nos interesaba).

    ¡Qué lindo tema!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tomo nota para mis futuras entrevistas laborales, sobre todo la de los huevos del chimango!

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Los comentarios son bienvenidos. Prefiero los seudónimos a los anónimos...

 

El Origen de la Crítica

La formulación de una crítica supone previamente la vivencia de una experiencia desagradable que suscita la queja, ya sea ésta padecida personalmente por el crítico o el resultado de una conmoción por la suerte de otro. Es lo que aquí denominamos la fuente de la indignación. Sin este primer movimiento emotivo, casi sentimental, ninguna crítica puede emprender vuelo. Por otro lado, el espectáculo del sufrimiento no conduce automáticamente a una crítica articulada, ya que necesita un apoyo teórico y de una retórica argumentativa para dar voz y traducir el sufrimiento individual en términos que hagan referencia al bien común.

Boltanski, Luc y Chiapello, Eve. El nuevo espíritu del capitalismo (Madrid, Ediciones Akal, 2010, página 83).

Las Políticas de Management

En la actualidad las políticas de management subjetivan buscando una identidad entre trabajo y vida, entre objetivos personales y objetivos del capital y haciendo que los trabajadores hagan, por sí mismos, algo que al capital ya no le resulta tan sencillo realizar: controlar el uso eficiente de la fuerza de trabajo en función de sus propios objetivos.

Zangaro, Marcela. Subjetividad y trabajo (Herramienta Ediciones, Buenos Aires, 2011, pag. 182).

Enfrentamiento interno

Cuanto más se asciende en la organización más se funde uno con ella, puesto que más que estar dividido entre las exigencias del negocio y los criterios del personal, unas y otros entran en sinergia reforzándose mutuamente [...] El enfrentamiento entre capital y trabajo, que siempre había tenido como campo natural la empresa, pasa a producirse en el interior del individuo, que se debate entre su tendencia a trabajar menos para protegerse y escapar de las exigencias de la empresa, y su inclinación a trabajar cada día más para aumentar sus beneficios y mejorar siempre los resultados.

Auber, Nicole y De Gaulejac, Vincent. El coste de la excelencia. (Paidós Ibérica, Barcelona, 1993, pág. 38).